El miedo envuelto en sonrisa.
Carcajadas amargas
anegadas de la hiel del olvido
que inexorable despierta.
Una mirada tan cercana
como ya perdida.
En el profundo pozo de los sueños,
de toda una larga vida.
Aquellos que como huracán
batieron nuestro corazón
zarandeándolo hasta lugares prohibidos.
haciéndonos sentir tan vivos.
Tan vivos...
Ahora sonrisas de despedida
Llantos disfrazados de chanza
Una caricia disimulada,
Una palmada en la espalda.
Un adiós sin arrepentimiento
O tal vez, arrepentimiento tardío
¿Quién sabe?
¿Acaso importa?
En este magno momento
del adiós definitivo
tan solo una mano.
Tu mano...
Mi amor.
.
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