Cuando la melancolía nos vence
en esas largas noches de invierno
En las que al abrigo de un álbum de fotos
recordamos tiempos perfectos.
Sonrisas tan sinceras
pinturas de bellos recuerdos.
Familias tan unidas
celebrando cumpleaños eternos.
En esos momentos de vacío,
donde el cansancio vence...
al campeón de nuestros esfuerzos.
Una serie en la tele que acaba,
otra que, sin querer, da comienzo.
En sueños se nos va la vida.
Cabalgando a lomos de ronquidos intensos.
Atravesando arroyos de saliva.
Vadeando ríos de azules inmensos.
En ese hermoso instante,
donde la realidad postrada termina cediendo.
Se muestra nuestra alma brillante
rodeada de familia y amigos sinceros.
Nuestros anhelos;
¿No son acaso...
blancos y puros dientes de león,
esponjosos, frágiles, ligeros y bellos?.
Impacientes siempre para escapar y volar
al susurro del aire que sopla, ese niño travieso.
Ese que aún tiene su hogar.
Ese que ufano aún habita,
en los verdes valles soñados
en el corazón de nuestros adentros.
