Coloca tu mano en mi pecho
y déjala, déjala ahí un largo ratito.
Subiendo y bajando cual barquito
de capitán tierno y grumete chico.
Coloca tu mano en mi boca
buscando un silencio rebelado a gritos
Olas de besos que rugen altivas
esperando muy quietas su momento bendito.
Coloca tu mano en mis manos
y siente siglos que laten huesos y clavos.
Blancas sus cumbres, azules sus lagos,
nerviosas ramas de tontos humanos.
Coloca tu boca en mi oído
y grita en susurros tus cuentos bonitos.
Historias de amores que me estremezcan
Y así de nuevo mi amor...
hasta que amanezca