Unzen

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Foto de Julian Vanderveen

viernes, febrero 27, 2009

NIEVE


Vi los copos de nieve cayendo
Como alegres jóvenes bajaban riendo.
La brisa en sus brazos les llevaba.
y al pasar a la altura de nuestra ventana,
dulcemente los cristales golpeaban.
Su último adiós antes de la muerte cercana
Y tú ajena ni siquiera los mirabas...
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Escalinata de nacar puro y marfil de plata,
al sol seguías, yo te acompañaba.
Tu risa y tus manos me guiaban y yo me confiaba.
Mil y una vez desde lo más alto me soltabas...
Gritos de pánico de mi garganta sellada
Antes de llegar al suelo, riendo tu mano me dabas.
Me rescatabas siempre, siempre menos... aquella mañana.
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Historias de ayer, olvidadas hoy,
Sin esperar al mañana... ¿ya qué importa?
Traducidas al lenguaje de rudos versos planos
Sin exclamaciones, ni salmos ni reclamos.
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Besos envueltos en suspiros de nieve
Tan puros y sinceros como fueron breves.
¿Me llegaste a querer? o ¿tan sólo mentías...?
¿Decías la verdad mientras mesabas mi pelo?
¿O tan sólo eran caricias de compasión,
como las que los niños hacen a un viejo perro?
¡Tan inocente era!, ¡Tanto que a tu desdén fui ciego!
Embaucado estaba, por tu blanco y tupido velo.





En estos días tan grises, he vuelto a leer "Pais de Nieve" de Kawabata...Sinceramente creo que no debería haberlo hecho. Ahora ya no tiene remedio.

domingo, febrero 15, 2009

MI BUEN CAPITAN AHAB...

Mi buen capitán Ahab...


Olas rugientes, salvajes,
bailaban una danza macabra.
Subían, bajaban conmigo jugaban
Reían, gritaban, con mi llanto gozaban.
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Mi vida pérdida, a ellas entregada.
Desarbolado mi barco sin esperanza lloraba.
Noche tras noche, tormento eterno,
obscuridad abyecta fue todo mi reino.
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Los vientos arrancaban de mi frio cuerpo,
jirones de vida que volaban ya muertos.
Mis sueños mis ansias, todos envueltos
en mortaja salada de Océanos eternos.
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Muerto en vida, cansado, agotado,
mi esperanza herida, de muerte agonizando.
Ola trás ola, pared azul de enormes rocas,
avalancha titánica mi ego destrozas...
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Solté el timón, mi nave en deriva.
Mi cuerpo en pedazos, de muerte ya ungido
Cerré mis ojos y abandoné toda lucha
Me abandoné a los vientos en salvaje derrota.
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Por venganza negué al mar mi llanto
Por toda herencia una carcajada atroz,
retando al mismísimo trueno
y luego...
Obstinada mi alma forzó mi último sueño,
y cerrando los ojos, tu recuerdo fue, mi amor...
mi último consuelo.
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La vida como un barco que creemos gobernar, es a veces zarandeada por la naturaleza salvaje, que nos recuerda amigos, que tan sólo aquí somos...invitados de paso.
Siento la ausencia, pido perdón por tan repentino bajón y doy las gracias a los que más de una vez llamasteis a la puerta para saber si tras ella aun latía alguna esperanza...Gracias a todos...